Pulque

La preparación del pulque es muy delicada, ya que desde su extracción hasta su consumo, requiere de unas condiciones óptimas de luz, temperatura y limpieza, de lo contrario “se hace agua” o se “truena” rápidamente, como indican los tlachiqueros y mayordomos o extractores de aguamiel.

Su representación en la cultura mexicana es de suma importancia, con relieves tallados por los indígenas mexicanos desde el año 200 D.C. Su procedencia no se encuentra definida con exactitud, donde las diferentes leyendas y mitos prehispánicos le confieren un origen incierto, siendo la más conocida la perteneciente a la cultura tolteca, donde un noble llamado Papantzin descubrió en 1340 el método para extraer el aguamiel para obtener el pulque gracias a un ratón ebrio.

De esta leyenda, surge la que manifiesta que el Pulque fue un regalo a los hombres del tlacuache, un astuto mamífero arborícola perteneciente a la especie de los marsupiales o ratones.

Dentro de la mitología mexica, otra de las leyendas afirma que fue un regalo de la diosa náhuatl Mayáhuel, también conocida como la diosa del maguey, o de la embriaguez.

Era la bebida más consumida en México hasta mediado del Siglo XX, siendo de gran competencia para la emergente industria cervecera. Aun así, sigue siendo una de las bebidas auténticamente mexicanas, junto al mezcal y el tequila, posteriores a esta. En 1994, una empresa familiar de Tlaxcala consiguió desarrollar un sistema de envasado pasteurizado en latas de aluminio, estableciendo una red de exportación hacia Estados Unidos y Alemania.